domingo, octubre 01, 2006

Historia de amor en un solo sentido.



Ella lo amaba en silencio (el silencio de él), él, se dedicaba a alagarla, era lo más preciado que había llegado a su vida. Ella sin duda se atrincheraba, se iba, regresaba, y a sus regresos acarreaba huracanes y tornados, él, resistía y de noche en noche la convertía en su ilusión, en su piel lejana, en su amor de tecla en tecla. Pronto ella se encontró acorralada, negaba cualquier parecido al amor y todo lo tornaba en amistad y utopías fronterizas, él, se acercaba a su meta de frase en frase, y así, llegaron a citarse en una tarde lluviosa. Ella era más de lo que él esperaba, él, se perdía entre la gente y tuvo que usar un clavel en la solapa para ser reconocido, no era muy parecido a la pose de la foto en todas sus cartas. Sus años maduros le dictaban extrañas conductas que seguía al pie de la letra, ella, ya no era meta, paso de ilusión a meta, de meta a presa, y de presa a -toda su vida-, en un abrir y cerrar de chat, tan rápido como se escribe el punto de una promesa de amor, ella, se convirtió en todo, él, nunca la encontró, ella, prefirió quedarse con la frescura de sus años para seguir amando como siempre lo había soñado, lejos de él y solo contempló a lo lejos lo blanco del clavel en su solapa y la silueta de su sombra al alejarse.